miércoles, 6 de febrero de 2013

Zocabon en tus Memoria



Algunos síntomas de pérdida de memoria pueden ser:
  1. Perder objetos personales frecuentemente.
  2. Llaves 
  3. Cartera 
  4. Móvil o celular 
  5. Ropa del trabajo en casa o en el trabajo 
  6. Tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas.
  7. Quedarte pensando cono inmotivado sin saber que decir cuando realizas una pregunta o respuesta 
  8. Hacer las mismas preguntas en una conversación, o contar varias veces la misma historia.
  9. No recordar si hemos hecho algo, como por ejemplo, tomar un medicamento.

Pérdida de Memoria

Nuestro cerebro emplea diferentes estructuras para trabajar con diferentes tipos de memoria. Las dos modalidades principales de memoria son: la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo. Aunque se puedan dar disfunciones, o de pérdida de memoria en ambas, nos centraremos en la Memoria a Largo Plazo Declarativa.
  • La Memoria a Corto Plazo retiene información limitada durante una pequeña cantidad de tiempo.
  • La Memoria a Largo Plazo almacena durante mucho tiempo una gran cantidad de información compleja. Es lo que solemos entender popularmente como “memoria”. A su vez, hay dos tipos de Memoria a Largo Plazo: La Memoria No Declarativa o Implícita (montar en bicicleta, conducir) y la Memoria Declarativa o Explícita, utilizado para recordar experiencias personales o nuestro conocimiento sobre el mundo (cómo se llama un familiar, dónde dejé las llaves, quién gobierna mi país, qué ha ocurrido hace cinco minutos o hace cinco meses).

Qué es la pérdida de memoria y los síntomas

Cuando olvidamos algo, lo habitual no es que “perdamos” el recuerdo en sí, sino que nuestro cerebro “no encuentre el camino” hasta el recuerdo que tratamos de buscar. Los olvidos "patológicos" se denominan amnesias. Algunos síntomas de pérdida de memoria pueden ser:

  • Perder objetos personales frecuentemente.
  • Tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas.
  • Hacer las mismas preguntas en una conversación, o contar varias veces la misma historia.
  • No recordar si hemos hecho algo, como por ejemplo, tomar un medicamento.
  • Desorientarse o perderse en lugares conocidos.
  • Confundirse de año, o de día de la semana.
  • Tener dificultades para recordar citas o eventos.
  • Problemas para seguir instrucciones o tomar decisiones.
  • Tipos de pérdidas de memoria: Transitoria y Permanente

    Las pérdidas de memoria se pueden presentar de dos formas: transitoria y permanente.

    • La pérdida de memoria transitoria consiste en el olvido de una información que, tras un tiempo de amnesia, vuelve a nuestra memoria. Si somos incapaces de recordar un nombre, pero lo recordamos una hora más tarde, o si somos incapaces nada más despertar de recordar lo ocurrido la noche anterior tras haber ingerido mucho alcohol, serían pérdidas de memoria transitorias.
    • La pérdida de memoria permanente sería la información que perdemos y no somos capaces de recuperar. Si no somos capaces de recordar, aunque nos lo recuerde otra persona, dónde hemos dejado las llaves de casa u olvidamos que ha venido nuestro hermano a visitarnos la tarde anterior, estaríamos ante una pérdida de memoria permanente.
    • Tipos de pérdidas de memoria: Transitoria y Permanente

      Las pérdidas de memoria se pueden presentar de dos formas: transitoria y permanente.

      • La pérdida de memoria transitoria consiste en el olvido de una información que, tras un tiempo de amnesia, vuelve a nuestra memoria. Si somos incapaces de recordar un nombre, pero lo recordamos una hora más tarde, o si somos incapaces nada más despertar de recordar lo ocurrido la noche anterior tras haber ingerido mucho alcohol, serían pérdidas de memoria transitorias.
      • Prevenir la pérdida de memoria

        Los factores que se han mostrado más eficaces para prevenir o ralentizar el avance del Alzheimer u otros problemas de memoria son: un sueño adecuado, una buena dieta, el ejercicio físico, la vida social activa y las actividades cognitivas. El cerebro actúa de manera semejante a nuestros músculos, de modo que, cuanto más lo utilicemos, en mejor forma estará. Si, en cambio, no nutrimos bien nuestro cerebro, no lo oxigenamos adecuadamente mediante el ejercicio y no hacemos uso de nuestras capacidades sociales y cognitivas, tenderá a atrofiarse. Por esto, llevar una vida activa y saludable puede ser muy beneficioso para nuestra memoria. En CogniFit disponemos de una amplia gama de actividades validadas científicamente para mantener activo nuestro cerebro y entrenar nuestras capacidades cognitivas. Además, la actividad cognitiva no sólo fortalece la memoria en personas adultas y mayores, sino que también puede ayudar a favorecer el desarrollo de capacidades intelectuales en niños y jóvenes.

        Mediante la Estimulación Cognitiva se busca el estimular, entrenar y fortalecer las distintas capacidades cognitivas de las personas, como la atención, percepción, memoria, lenguaje y funciones ejecutivas. Son precisamente estas capacidades las que se pueden ver afectadas en la demencia y otros trastornos que cursan con pérdida de memoria. Al realizar actividades que implican las diferentes capacidades cognitivas, hacemos que nuestro cerebro refuerce sus conexiones, dificultando su deterioro. No obstante, la estimulación cognitiva no se trata de realizar actividades de manera azarosa, sino que requiere de unas técnicas y una organización precisas y diseñadas específicamente para las necesidades del paciente. En CogniFit apostamos por la personalización de las actividades para sacar el mayor partido a tu entrenamiento cerebral y hacer más eficiente la prevención de problemas cognitivos.

        Además, otros factores como una buena rutina de sueño y leer frecuentemente favorecen el buen estado de nuestra memoria. Por supuesto, abandonar cualquier mal hábito relacionado con la bebida, el tabaco u otras drogas va a ser beneficioso tanto para nuestra memoria como para nuestra salud general.

      • La pérdida de memoria permanente sería la información que perdemos y no somos capaces de recuperar. Si no somos capaces de recordar, aunque nos lo recuerde otra persona, dónde hemos dejado las llaves de casa u olvidamos que ha venido nuestro hermano a visitarnos la tarde anterior, estaríamos ante una pérdida de memoria permanente.
      • ¿Cuándo pedir ayuda? Detectar y evaluar los problemas de memoria

        Es bastante habitual que las personas con problemas de memoria no sean conscientes de sus propios problemas, de modo que suelen ser detectados inicialmente por sus familiares.

        Por otra parte, las personas ansiosas y deprimidas suelen focalizarse más en sus errores, de modo que suelen sobrestimar sus olvidos, llegando a pensar que tienen un problema de memoria sin ser necesariamente el caso. Siempre que no sea habitual, si olvidamos el nombre de algún objeto o persona con la que no tenemos mucho trato, si olvidamos a qué habíamos ido a una habitación, olvidamos dónde habíamos dejado las llaves o se nos olvida llevarnos la comida al trabajo, no hay de qué preocuparse.

        Sin embargo, si la persona tiene problemas para llevar a cabo las actividades del día a día, o si se muestra confusa y desorientada, es hora de ir al médico. Puede ser de mucho interés el llevar apuntada cierta información, como desde cuándo ocurren los olvidos, si han ido a peor, qué clase de cosas olvida y cómo afecta todo esto tanto en el hogar como en la vida social y laboral. Es el médico el que debe realizar un diagnóstico preciso y decidir si la persona en cuestión tiene o no problemas de memoria y, de ser así, de qué tipo de problema se trata. En caso de duda, siempre es mejor acudir a un especialista.

        Lo primero que debemos saber es que tener olvidos no significa que tengamos problemas de memoria, y mucho menos que tengamos la enfermedad de Alzheimer. Todos tenemos olvidos y es algo normal (olvido benigno). Nuestro cerebro necesita olvidar para incluir adecuadamente nueva información.

        ¿Cómo tratar o paliar la pérdida de memoria

        El tratamiento de la demencia debe llevarse a cabo desde un enfoque mutidisciplinar. Dependiendo del tipo de demencia, de la fase en la que se encuentre y de las características concretas del paciente, puede ser necesaria la intervención del neurólogo, psiquiatra, médico de familia, internista, geriatra, enfermero, psicólogo, neuropsicólogo, logopeda, terapeuta ocupacional y fisioterapeuta.

        En el caso del Alzheimer, el profesional que nos trate, diseñará el diagnóstico y tratamiento adecuados. Además conviene acompañar esto de ejercicios de estimulación cognitiva para personas en estadios iniciales de Alzheimer. Para las fases más avanzadas, se suelen emplear otros tratamientos. Aunque el Alzheimer actualmente no tiene cura, estos fármacos buscan mantener las capacidades deterioradas con el avance de la enfermedad y algunos problemas conductuales derivados.

        Además, mantener las actividades de prevención, pueden ayudar a disminuir la velocidad de avance de la demencia, una vez diagnosticada. Si combinamos el tratamiento farmacológico con una dieta adecuada, ejercicio físico, socialización y estimulación cognitiva apropiada, reduciremos las implicaciones de la demencia en el día a día de la persona que la padece.

      • ¿Cómo actuar si un familiar tiene pérdida de memoria?

        Si se detectan problemas de memoria no diagnosticados en una persona conocida, el primer paso es animarle a acudir a un especialista. No es raro que se muestren reacios a recibir ayuda, pues es muchos pacientes no son conscientes de sus problemas. Por este motivo, hay que abordar el tema con paciencia y cuidado.

        Una vez el profesional pertinente ha realizado un diagnóstico, hay que seguir sus indicaciones. Si se trata de una fase leve, debemos facilitar que la persona mantenga sus rutinas en el hogar y a nivel social. Como uno de los problemas principales de la Enfermedad de Alzheimer es la desorientación temporal, es conveniente situar relojes y calendarios a la vista. Aunque el aprendizaje se ve entorpecido por la enfermedad, es muy recomendable acostumbrarle a emplear una agenda para que no reduzca sus actividades. Las personas cercanas debemos ayudar a que siga las recomendaciones del médico, a que se tome las pastillas correctamente y a realizar las actividades relacionadas con el tratamiento. Ser diagnosticado de demencia puede ser muy difícil y duro de asumir para un paciente. Por eso, es importante aportar apoyo emocional desde la familia para que hacer la situación menos dolorosa. Si se detectan síntomas de depresión, hay que informar al médico o psicólogo cuanto antes


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